Foto 8: Fuente CCCC ("400 Años")

ante la Estación de Trenes de la

Ciudad de San Luis



6. País-Nación y País-Provincia



Comunmente, hablar del "país" es hablar de la nación. La nación tiene un pueblo, nuestro pueblo argentino. Sin embargo, la "provincia" también tiene algo como un pueblo y que es más que una población porque toma deciciones legislativas en consentimiento común y concientemente. Aunque no es uso porque aún no hay tradición en ello, el "pueblo provincial" sería un "sub-pueblo", el conjunto de los sub-pueblos formando el pueblo federado, el pueblo de la nación entera.

El mundo se confunde con la Argentina: Mapas que muestran a Brasil o Estados Unidos de América con sus estados de federación, en mapas más detallados también muestran los estados de Méjico en igual rango, o los de la India o Australia. De Canadá se sabe que lo que parecieran estados como en EEUU no son más que provincias. Provincias esencialmente carecen de una legislativa con la facultad de formular y poner en vigor leyes propias más allá de las leyes federales. Como los estados de la Argentina aquí son denominados provincias, así se los trata en los mapas que producen otros países.

Aquí hablamos del "estado nacional", el "estado provincial" y el "estado municipal" (a veces entre los últimos dos el "estado departamental"), sin darnos cuenta que esta no es la manera de expresarse que el mundo entiende. No es un problema del idioma como son las múltiples diferencias entre el Español clásico y el Castellano versión argentina. Es historia que se escapó de una reflección contínua que le correspondía. Y no es pura teoría que poco importara, porque tiene mucho que ver con el poder y sobrepeso de la ciudad de Buenos Aires.

Los USA (EEUU) al formar su federación de "estados" eran colonias británicas en la costa este del continente norteamericano, todas con acceso al mar o por lo menos a las desembocaduras de ríos al mismo. El primer movimiento colonizador que formó estados tierra adentro, con solo dos excepciones por el desequilibrio de estados ya existentes se encontró con el enorme río Mississippi, su afluente Missouri y los Grandes Lagos. La consequencia fue que nunca se formó un núcleo que dominara la totalidad o gran parte de ella. Nueva York es una ciudad grande, Chicago también, y ambas no son ni siquiera capitales de estados. La capital de la nación es Washington, de donde se gobierna y donde se hacen leyes nacionales pero que no es el gran atractor como lo es Buenos Aires para las "provincias" argentinas.

Otro ejemplo es Brasil: Sus "estados" también casi sin excepción fueron colonias a lo largo de la costa. Única excepción fue Minas Geraïs (Minas Generales), tampoco muy lejos del mar. El gran interior se subdividió trazando algunas pocas líneas para nada más que tres estados bien grandes y uno mediano, lo que recién en tiempos modernos, fin del siglo 20, se corrigió un poquito. La verdadera capital de la nación durante decenas de años - żo fue más de un siglo? - estaba solamente prevista, mientras para gobernar la nación en asuntos federales sirvió primero Salvador de Bahía, después Río de Janeiro, siendo la ciudad de São Paulo (San Pablo) con su puerto de Santos seguramente más importante para la evolución de la totalidad del Brasil que cada una de ellas.

La Argentina se creó tierra adentro, en dependencia de la plata de Potosí. Antes de crecer Buenos Aires, los puertos del Virreinato del Río de la Plata eran Callao (puerto de Lima) en Perú y Valparaíso (Puerto de Santiago) en un Chile entonces parte exclave del Perú y en consecutiva núcleo de una nación que al comienzo pareciera nada más que del rango de alguna de las más tarde así llamadas "provincias" argentinas, aquellas "Provincias Unidas del Sur", extensas y no tan sureñas, situadas al sur solamente vistas desde Potosí y Tarija (ahora en Bolivia). Comenzando con la población vuelta de Asunción (del Paraguay) y apostando en la función de su puerto que trataba de ser el único de la nación - más aún cuando se cerró la frontera de los Andes, Buenos Aires atrajo una gran población que pudo alimentar, gran parte de sus ingresos resultando de la aduana. También Uruguay, la antes llamada "Banda Oriental", tuvo su puerto de Montevideo, pero con el arrasante Buenos Aires no pudo competir. En tiempos modernos crecieron Mar del Plata, Bahía Blanca y Comodoro Rivadavia como otras ciudades costeras, con o sin puerto, y río arriba en las orillas del Río Paraná en primera línea creció Rosario (de Santa Fe), y estaban Paraná (de Entre Ríos) y Santa Fe, Corrientes y Resistencia (del Chaco), Posadas (antes de Corrientes, ahora de Misiones) y Formosa. El 9 de julio de 1816 Paraguay con su puerto fluvial de Asunción ya era independiente unos 3 años, exportando yerba mate y algunas otras mercaderías por el efluente Río Paraguay y el Río Paraná al Río de la Plata y al mundo a pesar de la existencia de Buenos Aires; Uruguay en la misma fecha del 1816 participó en un congreso disidente del de Tucumán, en Montevideo, al que también acudieron Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. Aún así al final las partes se unieron en una nación, siendo separado solamente Uruguay, no solamente por orgullo local sino por presiones de potencias exteriores como Brasil e Inglaterra (más bien Gran Bretaña).

Mientras Buenos Aires crecía, las "provincias" del interior empezaron a perder importancia. Si bien ya habían entendido que ya no participaban del metal plata, tampoco de la ola del estaño que le siguió, no encontraban un mercado importante para lo poco que en sus tierras quizás fértiles pero áridas, encerradas entre la Cordillera de los Andes y Buenos Aires como puerto único, producían. Venciendo los indios Pampas, la provincia de Buenos Aires, separada de la "Capital Federal" o ciudad de Buenos Aires, empezó a ganar valor como la "pampa húmeda", apta para cosechas y pastoreo de ganado en gran escala. No era solamente el egoísmo de Buenos Aires, tanto ciudad como provincia, que constantemente corría el equilibrio económico y poblacional en su favor, fue mucho más la situación geográfica. La guerra entre hermanos, la de los federales contra los unitarios fue una guerra de ideas, pero sangrienta y sin dar una solución definitiva. El presidente Urquiza logró una constitución federativa que incluía tanto Provincia de Buenos Aires como Ciudad de Buenos Aires y que a las provincias del interior que aún soñaban de una importancia económica que menos de un siglo antes indudablemente tuvieran las dejaba sobrevivir. Aquella guerra civil argentina mostró caudillos como gobernadores de sus provincias que nada menos eran que provincias en el sentido clásico y más bien pequeñas naciones. La constitución de la Argentina actual muestra una nación subdividida en estados en el sentido de los estados de EEUU de América o Brasil, pero los llama "provincias".

Roma como núcleo del Imperio Romano empezó como una ciudad que mediante conquistas y contratos extendió su poder primero sobre la Península Apenina (o sea Italia), después sobre Europa occidental, austral y suroriental, al final encercando todo el Mar Mediterráneo. Las leyes se hacían en Roma. Las regiones conquistadas en muchos casos tenían el tamaño y también carácter de naciones propias, con poblaciones de idioma y cultura diferentes a lo que valía en Roma - tal como Galia, que habitaban los celtas (keltas). Pero estas partes del imperio eran provincias de Roma, de donde eran dirigidas por administradores enviados. La población local había perdido su poder como pueblo, era población dependiente a la que apenas se le concedía el ejercicio de algunas costumbres culturales.

La Roma de la antigüedad creció a una ciudad de algo como un millón de habitantes y no solo políticamente dominaba todas las partes del imperio: Se introdujo el latín como idioma de la administración, la evolución tecnológica era romana, se usaba un abecedario válido en todo el imperio.

Buenos Aires creció tan rápido, poniéndose al frente de las componentes de una Argentina aún en formación, que la expresión "Provincia" para las partes del interior, gobernadas regionalmente pero todas en constante contacto con Buenos Aires, habrá surgido naturalmente, poniendo comienzo a la confusión: No eran "provincias", directamente dependientes, eran "estados" - expresión que en la Argentina se desconoce (mientras los mejicanos muy bien la aplican para sus entidades de la Federación Mejicana) - con el derecho ante la nación de hacer sus propias leyes y constituciones y una población que conjuntamente, por representantes, ya fueran de rango tradicional o elegidos democráticamente, se expresaba como pueblo de este "estado". Para transformarse en pueblos - más exacto sub-pueblos - de verdad, otros 200 años tuvieron que pasar hasta que la mayoría de ellos realmente lo fueran también en un sentido emocional, formadores de cultura común de un estado.

Además del país también hablamos de la patria - tierra del padre. En los países de tradición romana país y patria son casi sinónimos, trayéndoles la complicación de tener que hablar algo artificialmente de un "país estado" cuando se trata de una parte constituyente de una federación. La tradición germana lo hace más fácil: Hay tierra del padre - patria - y tierra de la madre. En inglés son "fatherland" y "motherland", en alemán "Vaterland" y "Mutterland". En nuestro idioma la expresión "matria" aún no se inventó, no existe. Sin embargo los puntanos encontraron una solución para expresarse: "Patria grande" para la patria nacional, y "patria chica" para la patria algo más local o sea lo que llamamos la provincia (y que en realidad es un estado de federación).

Algunos de los fundadores de la Argentina de 1816 pensaron unir el nuevo pueblo federativo sucesor del Virreinato bajo un monarca, copiando el modelo de la madre patria España: Un rey. Delegados de Buenos Aires (ciudad y provincia) pensaban en algún descendiente de una dinastía europea, delegados del Interior proponían buscar un descendiente de los Reyes Incas y establecer la capital de la nueva nación posiblemente en el lejano Cuzco, en Perú, centro de los antiguos incas. Finalmente se prefirió la república. El pensamiento real, de un reino, en realidad ya fue un precursor de las ideas de los unitarios: Un rey gobierna provincias, no estados casi independientes de una federación. Por esta lógica tanto Brasil como Méjico en sus cortas épocas de independencia monárquica fueron imperios, no reinos.

El "imperialismo" en nuestros días tiene mala fama, porque es entendido como ejercicio de poder sobre otras entidades políticas que deberían ser de su igual y no menos. Esta clase de "imperio" nadie la busca. En cambio da sentido definir las expresiones "imperio" y "federación" como equivalencia. Entonces también en tiempos de la república la federación, por más republicana que sea, a la vez es imperio, y sus partes, llámense históricamente como se hace, son "estados" en un para nosotros los argentinos nuevo sentido, con pueblos propios que son sub-pueblos del pueblo federativo.