Gerd W. Fischer
Atlas
del
Futuro
(El orden de los pueblos
neo-indogermánico)
Resumen
Ya no hay areas blancas (una expresión clásica para areas desconocidas) en el mapa de la tierra. Lo que una vez parecía ser un plano infinito, con siempre nuevos horizontes a conquistar, se cerró para formar la superficie grande pero limitada de un globo planetario. Toda la superficie del planeta, por lo menos toda la tierra no cubierta por aguas o hielos, está dominada por el hombre, pero este no sigue una sola voluntad, sino que es heredero de tradiciones, tratados, convenios y hasta atitudes inherentes a pueblos individuales según cultura o raza. Estas circunstancias nos han dejado un mundo de naciones infladas a imperios multicontinentales, naciones con colonias entremetidas entre países soberanos, alianzas mercantiles con la intención de dominar el resto del mundo, y nacioncitas minúsculas que sobreviven o por ser enormemente ricas o por ser tan pobres que su territorio a nadie le interesa.
Uno puede decir que hay que mantener el orden que por casualidad o resultado de acontecimientos que ahora son historia, tenemos: congelarlo, para evitar conflictos bélicos que pudieran costar vidas humanas. Queda la duda si un orden que parece poco natural e injusto puede mantenerse por realmente mucho tiempo.
Conocemos naciones que ya existen miles de años y cuya razón de existir entendemos:
China es una región extensa fértil y densamente poblada, marcada por los grandes ríos Hoang-ho y Yangtse-kiang, esta región estando rodeada por regiones inhóspitas y estas a su vez limitadas por cadenas de altas montañas.
Egipto es una nación que existe porque ahí el río Nilo da vida permanente a un mundo plenamente desértico.
Italia, España, Francia y Granbretaña existen porque son regiones separadas que aunque en la escala mundial pequeñas pueden mantener poblaciones lo suficientemente grandes para mantener industrias de importancia al nivel internacional.
Rusia empezó como ruta de transportes a lo largo del río Volga, entre Nóvgorod en la zona de bosques fría del norte, y Kíev en las estepas fértiles del sur, con acceso al Mar Negro.
Para poder amar una nación y hasta ser capaz de ofrecer su vida en su defensa, hay que poder creer en su permanencia. Pensar que alcance vivir en un país que solamente distribuye los valores reales - comida, casa, lugar de trabajo, posibilidad de vivir en familia - es no creer en una posibilidad de evolución del ser humano hacia una vida en más dignidad, más conocimiento, más belleza, más salud genética y más seguridad ante posibles amenazas naturales desde el cosmo. Ante este problema se encuentra el ciudadano contemporáneo.
Una primera condición para igualdad entre naciones es una comparatividad en superficie y población (raíz cuadrada de sup. por pob.) entre vecinos. Sigue que los límites tienen que ser lo más naturales posible: Líneas de altas cumbres o divisorias de las aguas, ríos no muy bien navegables en regiones inhóspitas, fronteras entre regiones de idiomas si permiten una traza razonable. También vale que una frontera debe mantenerse corta, lo que trae una tendencia a países de frontera aproximadamente circular.
Naciones sin acceso a las aguas de los océanos son permanentemente dependientes de unos pocos vecinos que les obstruyen el camino al resto del mundo, y por lo tanto no son iguales. Dependencias en otras costas que se alcanzan por mar forman parte natural de otra región, y esto ya vale para islas que no son continuación natural de la tierra firme de un país por estar lejos, remotas. El mar hasta unos 200 metros de profundidad es mar epicontinental, debiendo contarse como región de soberanía de las naciones hasta cuyas costas lidera.
Siguiendo aquellas reglas y algunas más para conseguir un equilibrio entre naciones que pudieran considerarse de igual rango, aún no encontramos su número, y nos faltan argumentos adicionales para fundamentar su existencia para milenios.
Respetando al máximo la situación que la historia nos ha traído, y siguiendo el trazo visible de algunas evoluciones, parece permisible una cantidad de esquemas que entre sí se apoyan y pueden contar con apoyo de ciudadanos que saben pensar independiente de simples necesidades materiales y más bien piensan en un futuro lejano en el que siga existiendo su nación.
Las naciones necesitan banderas nacionales, las que son federaciones también banderas para el nivel de los estados parciales. Necesitan un lugar definido para su capital, fronteras fijas entre sus subdivisiones (sean provincias o estados). Deben conocer un idioma para la comunicación internacional, que no tiene que ser necesariamente uno para todo el mundo, posiblemente cinco idiomas de las raíces europeas siendo lo más adecuado: Germano ("alemán" - pero ese es un idioma regional sucumbiente y no el de todos los germanos, inadecuadamente llamados "alemanes"); inglés (que igualmente se habla en Escocia y en toda la Irlanda); francés (que se habla en grandes partes de Africa y partes de Asia); español ("castellano", que se habla en toda España, mientras idiomas y dialectos locales son marginales); italiano (el tiempo colonial de Italia fué corto debido a la tardía refundación del país).
Se puede encontrar un esquema de banderas tripartidas horizontalmente para federaciones (que se llamarán imperios, consistentes de estados) y verticalmente para naciones centralizadas (que se llamarán reinos, subdivididos en provincias), que permite combinar sus colores con el idioma internacional que se usa. Los colores provenientes del tiempo medieval, que exclusivamente usaremos, son: Blanco para el metal plata, amarillo para oro, rojo para el rubí, verde para la esmeralda, azul para el safir; negro se usaba para hierro, pero prescindimos de él.
El esquema de los colores de banderas ya nos da un número para las naciones: 40 de una clase (con blanco o amarillo en el medio) y 12 adicionales (con blanco o amarillo en los dos extremos). 52 es 4 por 13. Si para la superficie terrestre contamos 39 naciones, y una para la luna, llegamos a las 40 para el planeta tierra y 12 más para los otros planetas de importancia (por más inhospitables sean, al igual que sus satélites donde los hay, van a seguir atrayendo la atención del hombre hasta que una vez en los milenios se poblarán).
Del número 39, que es 3 por 13, resultan dos otros esquemas: En vez de que se piense en bloques de continentes, que son muy desiguales en importancia, se forman tres grupos de 13 naciones, estos subdivisibles en 7 y 6 naciones, y si el esquema es aplicado bien, las líneas divisoras entre los bloques o los subbloques coincidirán con formaciones geográficas que separan gruesamente. A la vez se forman 13 grupos de 3 naciones.
Sabiendo del Libro de los Trece Dioses en las Estrellas, uno rápidamente se cuestionará si el número 13 que en el propuesto orden de naciones aparece se relaciona con los dioses. Para poder comparar, adelantémonos nombrando las naciones propuestas para el futuro - el cual empezará el 22/12/2104 en el período del mayor acercamiento de la estrella Polaris al polo norte celestial de la tierra, lo que significa el comienzo de un Año Grande de 25.728 años:
Los elementos clásicos de la astrología - fuego, tierra, aire y agua - tres veces repetidas, daban su carácter a las figuras del zodíaco no reformado: Aries (fuego), Taurus (tierra), Gemini (aire), Cáncer (agua) - hasta ahí casi bien - y luego Leo (fuego), Virgo (tierra), Libra (aire), Scorpius (agua), Sagittarius (fuego), Capricornus (tierra), Aquarius (aire), Pisces (agua). Un sistema hecho para valer muchos milenios y que caracterice naciones debe ser más exacto y mejor fundamentado. - Los dioses representan todos los caracteres dignos de una manera equilibrada y son ilustrados por los planetas, colores, tonos, temporadas, épocas de 2.144 años y más. Si queremos asignarles elementos a naciones, deberán ser verdaderos elementos químicos:
Canadá, Egipto e Irán se guiarán por el carácter del dios Odín, el color negro (suma de todos los colores ante blanco) y los elementos cobalto, rhodio e iridio.
América, Africa Oriental y Arabia se guiarán por el carácter del dios Baldur, el color azul-índigo y los elementos níquel, paladio y platino.
México, Etiopía y Sumeria se guiarán por el carácter del dios Fórseti, el color azul y los elementos cobre, plata y oro.
Colombia, Madagascar y Heladia se guiarán por el carácter del dios Tiu, el color violeta y los elementos zinc, cadmio y mercurio.
Perú, Australia e Iliria se guiarán por el carácter del dios Hérmodur, el color azul celeste o turquí y los elementos galio, indio y talio.
Brasil, Polinesia e Italia se guiarán por el carácter del dios Bragui, el color púrpura y los elementos germanio, estaño y plomo.
Argentina, Melanesia e Iberia se guiarán por el carácter del dios Hoedur, el color verde-esmeralda y los elementos arsenio, antimonio y bismuto.
Antártida, Japón y Keltia se guiarán por el carácter del dios Loki, el color rubí y los elementos escandio, ytrio y lantanio.
Sudáfrica, Siberia e Inglaterra se guiarán por el carácter del dios Thor, el color verde y los elementos titanio, circonio y hafnio.
Zambesia, China y Germania se guiarán por el carácter del dios Heimdall, el color rojo y los elementos vanadio, niobio y tantalio.
Congo, Malaynesia y Escandinavia se guiarán por el carácter del dios Nerthur, el color verde-amarillento y los elementos cromio, molybdeno y túngsten (=wolframio).
Africa Occidental, Siam y Rusia se guiarán por el carácter del dios Vídar, el color naranjado y los elementos manganesa, tecnecio y renio.
Nordáfrica, India y Thule se guiarán por el carácter del dios Yul, el color amarillo y los elementos hierro, rutenio y osmio.
Cabe mencionar que la India hindú cree estar en la edad del olvido y del hierro, tal como los antiguos norgermanos que hablan de una edad del hielo (pero en su idioma atiguo hielo y hierro eran sinónimos).
El orden de tres grandes grupos une:
13 naciones desde el norte de Norteamérica hasta el sur de Sudamérica, pasando por la Antártida y comprendiendo la mayor parte de Africa.
13 naciones desde el este de Africa (Egipto, Africa Oriental, Etiopía, Madagascar), siguiendo por Australia y Oceania y la parte mongolide de Asia más India.
13 naciones desde Irán, Arabia y Sumeria de Asia a Heladia de Asia y Europa, a las naciones redefinidas de Europa, y Thule que es en parte europeo y en parte norteamericano, cerrando el círculo.
El orden por idiomas de uso internacional se apoya en la herencia de los siglos coloniales o grandes imperios de la historia, mientras se pueda sin darle prevalencia o minuvalencia en número a alguno de los idiomas:
Inglés usarán Canadá, América, Australia, Polinesia, Melanesia, Japón, India e Inglaterra.
Español (reformado) usarán México, Colombia, Perú, Argentina, Brasil, Antártida, Zambesia e Iberia.
Germano ("alemán" o tedesco) usarán Sudáfrica, Africa Oriental, Siberia, Germania, Escandinavia, Rusia y Thule y más allá de la superficie terrestre Terci (Tertii, la Luna, luna o satélite del tercer planeta).
Francés usarán Congo, Africa Occidental, Nordáfrica, Madagascar, China, Malaynesia, Siam y Keltia.
Italiano usarán Egipto, Etiopía, Irán, Arabia, Sumeria, Heladia, Iliria e Italia.
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